Interesantísimo el documento que se publicó esta mañana, en el que la expresidenta Cristina Fernández hace un análisis sobre la situación actual de la Argentina. El título es un poco guarango como para reproducirlo yo aquí, pero Usted lo puede encontrar fácilmente[1]. Hace consideraciones políticas que no puedo analizar porque de política no sé nada, pero también hace consideraciones económicas sobre las que si podemos reflexionar juntos.
La tesis central del documento es que el problema económico de Argentina es que le faltan dólares. Más concretamente, dice que, si le siguieran prestando dólares al gobierno, el gobierno podría seguir sosteniendo el déficit fiscal, gastando más de lo que recauda. Hasta se mofa de que el presidente actual no consigue colocar deuda.
En algún punto, lo que plantea ese documento es esencialmente correcto y hasta obvio: Cualquiera puede vivir por encima de sus posibilidades mientras consiga que lo financien. Decir: “El problema no es que gasto más de lo que gano, el problema es que no me alcanza la plata” es una forma un poco infantil de ver la situación, pero no deja de tener su lógica.
“Los dólares que faltan”, son esencialmente un bien que sólo puede generar un organismo en todo el mundo: La reserva federal de Estados Unidos. Está en circulación desde 1792, y durante el siglo XX se transformó en la “moneda del mundo”, justamente porque siempre ha sido escaso en relación a todos los demás bienes y servicios que se producen en la economía mundial. Si todo el mundo usa dólares para comerciar, ¿Por qué su escasez es un problema en Argentina y no en el resto del mundo? ¿Qué nos hace tan especiales como para que Argentina sea un país donde “todas las teorías económicas vienen a morir”?
La ciencia avanza observando la realidad, y formulando una serie de hipótesis que son suposiciones o propuestas de explicaciones de esas observaciones, a partir de las cuales se arman “modelos” que son representaciones simplificadas de esa realidad, que a continuación se testean. Se consideran provisoriamente válidos los modelos que arrojan resultados que se ajustan (dentro de un cierto intervalo de confianza) a la realidad, y se descartan aquellos que no.
En la palabra “Simplificada” está el kit de la cuestión: Quiere decir que el investigador decide arbitrariamente cuáles variables va a tomar para su modelo. Los terraplanistas son astrónomos heterodoxos, que formulan hipótesis para explicar los fenómenos celestes observables (la gravedad, las fases de la luna, las estaciones, las estrellas que se pueden ver desde el hemisferio norte y el sur) pero “dejando afuera” la hipótesis de que la tierra es redonda. Por supuesto que se puede, pero las “hipótesis alternativas” que se proponen terminan siendo un montón de malabares que a veces logran explicar fenómenos específicos, pero fallan a la hora de explicar todo el conjunto de observaciones a la vez.
El documento publicado hoy es interesantísimo justamente porque muestra ese mismo mecanismo que define la heterodoxia, pero esta vez aplicada en la economía: ¿Cómo explicar la realidad del empobrecimiento de Argentina de los últimos 100 años “dejando afuera” la hipótesis de que el problema es el déficit fiscal persistente? – Usando un montón de hipótesis alternativas, el documento de hoy es un catálogo.
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