Argentina alcanzó un hito histórico en su balanza energética al registrar un superávit de us$4.300 millones en los primeros diez meses de 2024, la cifra más alta en 17 años. Este notable giro de tendencia, que podría cerrar el año con un saldo positivo estimado entre us$5.000 y 6.000 millones, pone fin a una década de déficit crónico en el sector energético, con la única excepción del año pandémico 2020.
El principal motor de esta transformación es Vaca Muerta, el gigantesco yacimiento de hidrocarburos no convencionales ubicado en la provincia de Neuquén, que ha catapultado a Argentina hacia una nueva era energética. Considerada la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta en petróleo, Vaca Muerta ha permitido al país aumentar drásticamente su producción de energía y mejorar su balanza comercial.
Auge de las exportaciones y caída de importaciones
Según datos oficiales, las exportaciones de crudo, gas y otros productos energéticos crecieron un 23,4% interanual, alcanzando los us$7.995 millones hasta octubre de 2024. En contraste, las importaciones de energía cayeron drásticamente un 48,8%, situándose en us$3.693 millones. Esta tendencia positiva en las exportaciones, combinada con la fuerte reducción de las importaciones, ha sido fundamental para consolidar el superávit energético del país.
«La dinámica de la balanza energética continúa consolidándose con una muy buena performance de las exportaciones de hidrocarburos, mientras que las importaciones se mantienen en niveles bajos», señala un informe del banco cmf. Este resultado no solo disminuye la dependencia de las importaciones de gas durante el invierno, sino que también genera un superávit exportable que contribuye al fortalecimiento de las reservas monetarias del Banco Central.
Inversiones que dan frutos
Desde su descubrimiento, Vaca Muerta ha recibido inversiones por más de 50.000 millones de dólares, lo que ha permitido alcanzar niveles récord de producción. Leonardo Piazza, director de lp consulting, destaca que «las inversiones realizadas en su momento ahora están rindiendo sus frutos, y la producción continúa creciendo». Vaca Muerta es ahora el principal generador de petróleo y gas del país, representando más de la mitad de la producción nacional.
Empresas internacionales como ypf, shell, exxonmobil, chevron y total han sido fundamentales en el impulso del yacimiento. La ampliación de la infraestructura energética, como los gasoductos y oleoductos, ha sido clave para aumentar la capacidad de transporte y exportación de gas y petróleo.
Infraestructura y nuevos mercados
La construcción de infraestructura crítica, como el oleoducto Vaca Muerta Sur, con una inversión de us$2.600 millones, promete aumentar significativamente la capacidad exportadora de Argentina. Este proyecto, según estimaciones del cmf, podría generar exportaciones anuales por us$30.000 millones a partir de 2027, consolidando a Argentina como un jugador clave en los mercados internacionales de energía.
Además, Argentina se prepara para expandir su presencia en el mercado global de gas natural licuado (gnl). Con dos proyectos liderados por ypf y pae, el país podría convertirse en el quinto mayor proveedor mundial de gnl para 2030, lo que fortalecería aún más su posición en el mercado energético global.
Un futuro energético prometedor
El impacto de este auge energético no solo tiene repercusiones inmediatas, sino que también representa un cambio estructural en la economía argentina. La diversificación de las exportaciones energéticas fortalece la balanza comercial, reduciendo la histórica dependencia de los productos agrícolas y proporcionando una base más sólida para un desarrollo económico sostenible.
De cara al futuro, Argentina enfrenta el desafío de seguir desarrollando infraestructura, atraer nuevas inversiones y maximizar el potencial de sus vastos recursos energéticos. Con el impulso de Vaca Muerta, el país avanza hacia un futuro en el que la energía no solo satisface sus necesidades internas, sino que también coloca a Argentina como un jugador clave en los mercados internacionales de energía, lo que podría transformar su economía a largo plazo.
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