El gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se encuentra en medio de un debate crucial con sus funcionarios y legisladores. El objetivo: decidir si adherir al Régimen de Inversión para las Grandes Inversiones (RIGI) a nivel nacional. Aunque no ha hecho pública su posición, su intención es clara: evitar que la planta de Gas Licuado termine en Bahía Blanca y no en San Antonio Oeste, Río Negro.
Contexto
La preocupación dentro del peronismo kirchnerista está en aumento. Además de la derrota electoral posterior a 2023, ahora enfrentan dificultades financieras en las tesorerías municipales. Estas solían recibir ayuda directa del Gobierno nacional a través de obras o convenios que superaban su parte correspondiente de la coparticipación provincial. Sin embargo, la caída abrupta de la recaudación ha afectado sus finanzas.
La presión de los referentes opositores
La decisión de adherir al RIGI no es sencilla. Los referentes opositores, incluidos los libertarios, han presionado para que Kicillof tome nota de las demandas de la región. La inversión en la planta de Gas Licuado se considera crucial para la economía local y podría ser la más importante de la historia.
Tensiones internas y estrategia política
Además, Kicillof enfrenta tensiones con Máximo Kirchner, lo que complica aún más su decisión. El gobernador busca una estrategia que le permita tomar una decisión estratégica mientras enfrenta desafíos políticos y económicos en su provincia.
En resumen, la decisión de Axel Kicillof sobre el RIGI tiene implicaciones significativas para la economía y la política en la provincia de Buenos Aires. El futuro de la planta de Gas Licuado está en juego, y todos los ojos están puestos en el gobernador mientras busca equilibrar intereses y necesidades.
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