En 2024, se registró una drástica caída en la venta de nafta Premium en Argentina, alcanzando el menor volumen de comercialización en los últimos diez años. Este descenso, sólo superado por el año 2020, cuando la pandemia de Covid-19 paralizó gran parte de las actividades económicas, refleja una tendencia que no da lugar a dudas. Según el portal especializado Surtidores.com.ar, la caída en la venta de nafta de 98 Ron fue del 22,55% respecto al pico de consumo de 2017, y del 20% en comparación con 2023.
El informe resalta que este fenómeno se da en un contexto económico complejo, donde los aumentos de precios han modificado los hábitos de consumo de los argentinos. En 2024, el costo de los combustibles aumentó un 100% en promedio, aunque por debajo de la inflación acumulada del 112% en los primeros once meses del año, según datos del Indec. A pesar de ello, los automovilistas han buscado alternativas más económicas para reducir los costos de transporte.
Antonio Rossi, analista de temas energéticos, explicó a Surtidores.com.ar que «la nafta se ha convertido en un producto de primera necesidad, y esto ha llevado a los consumidores a priorizar opciones más accesibles y marcas económicas, tal como sucede con los alimentos y la indumentaria en los supermercados».
La principal razón de esta disminución en la demanda de nafta Premium parece ser el deterioro del poder adquisitivo, que ha llevado a los argentinos a ajustar sus gastos familiares. Como resultado, muchos conductores han optado por utilizar menos sus vehículos particulares y recurrir al transporte público para ahorrar, lo que ha impactado directamente en el consumo de combustibles.
Desde que se liberaron los precios de los combustibles tras dos años de congelamiento, muchos automovilistas han dejado de lado las versiones Premium y se han inclinado por opciones más económicas. Curiosamente, la caída en la venta de nafta Premium en 2024 es aún más pronunciada si se compara con 2019, cuando el parque automotor nacional contaba con 1,5 millones de vehículos menos.
Este cambio en los hábitos de consumo ha generado gran preocupación en el sector estacionero, donde los empresarios alertaron sobre el impacto negativo en sus ingresos. La nafta Premium, debido a su mayor rentabilidad, representa un ingreso relevante para las estaciones de servicio, por lo que la caída en su venta supone una pérdida considerable para el negocio.
En resumen, la baja en la venta de nafta Premium refleja una realidad económica compleja, donde la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y la búsqueda de opciones más económicas han modificado los patrones de consumo de los argentinos, afectando tanto a los consumidores como a los empresarios del sector.
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