En un paso significativo hacia la modernización y simplificación de la industria frutal, el Gobierno ha publicado hoy la Resolución 21/25 en el Boletín Oficial, la cual introduce una serie de cambios destinados a desregular y agilizar los procesos para los productores de frutas. Esta nueva normativa busca eliminar obstáculos innecesarios y permitir que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) trabaje de manera más directa con los productores, facilitando sus operaciones y reduciendo la burocracia.
Uno de los cambios más destacados es la eliminación de la obligación de habilitación de instalaciones. A partir de ahora, los productores podrán operar sin tener que cumplir con esta exigencia previa, lo que simplifica considerablemente el proceso. Además, se elimina la necesidad de contar con permisos de autorización de cosecha, permitiendo a cada productor decidir libremente el momento de la cosecha de sus frutas sin trámites adicionales.
En otro cambio relevante, se elimina la normativa que regulaba los envases utilizados para la comercialización de frutas. De esta forma, los productores podrán elegir los envases que mejor se adapten a sus necesidades y preferencias, sin restricciones impuestas por el SENASA.
El SENASA, por su parte, se mantendrá disponible para certificar los productos de acuerdo con los requerimientos de las autoridades sanitarias de los países importadores. Sin embargo, ya no podrá exigir trámites adicionales más allá de los necesarios para la certificación internacional.
Además, uno de los cambios más esperados por los productores es la eliminación de las restricciones en la exportación, que antes limitaban la venta al exterior a una tipología específica de fruta, conocida como «premium». Ahora, los productores podrán exportar cualquier tipo de fruta que demande el mercado, brindando una mayor flexibilidad y oportunidad para llegar a nuevos consumidores y mercados internacionales.
Con estos cambios, los productores de frutas podrán reducir la cantidad de papeleo administrativo, lo que les permitirá concentrarse más en la producción y menos en los trámites. A su vez, el SENASA podrá redirigir sus esfuerzos hacia su función principal: el control de plagas y la garantía de la sanidad de los productos agroalimentarios.
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