En las vísperas de la Navidad, el sector ganadero de Argentina se encuentra analizando la posibilidad de recomponer los precios de la carne vacuna en diciembre. Sin embargo, un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) sobre la relación entre los ingresos y la inflación en el país advierte que cualquier aumento será limitado, dado el contexto económico actual.
Según datos del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) de septiembre, tanto la carne vacuna como otras carnes, como la porcina y la aviar, han experimentado aumentos de precio inferiores a la tasa de inflación en el último año. En términos interanuales, el precio del pollo subió un 176% y el pechito de cerdo un 173%, mientras que la carne vacuna tuvo un incremento del 149%. Sin embargo, este aumento ha sido más moderado en los primeros diez meses del 2024, con solo un 33% de incremento en los cortes vacunos.
El consumo se inclina hacia productos más económicos
La disparidad entre los precios de las diferentes carnes ha generado un cambio en los hábitos de consumo. Frente a la inflación y los bolsillos más ajustados, los consumidores optan por sustitutos más baratos. Así, la relación de compra entre el kilo de asado y el kilo de pollo es de casi 3 a 1, mientras que la relación con el pechito de cerdo se sitúa en torno a 1,5 a 1. Esto ha hecho que, a pesar de que la carne vacuna es la proteína cuyo precio se encuentra más rezagado respecto a la inflación, su consumo ha experimentado una caída significativa.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca (SAGPyA), el consumo de carne vacuna en los primeros nueve meses del año fue de 47,3 kilos per cápita, lo que representa una caída de más del 11% respecto al mismo período de 2023. En cambio, el consumo de pollo se redujo en menos del 2% y el cerdo, aunque también afectado, ha mantenido un crecimiento leve.
¿Qué podría impulsar un aumento en los precios?
Frente a este panorama, la BCR señala que cualquier recomposición de los precios de la carne dependería de dos factores principales:
- Una mejora sustancial en la capacidad de compra del consumidor local, quien representa más del 70% de la demanda total de carne.
- Una contracción significativa en el nivel de oferta disponible.
No obstante, la BCR considera que la segunda opción es poco probable debido a la elevada ocupación de los feedlots y a la recuperación de los sistemas pastoriles, lo que asegura una oferta estable de carne en el corto plazo.
Proyección para el futuro cercano
Si bien el aguinaldo de fin de año históricamente ha impulsado el consumo, los analistas más optimistas no prevén una recuperación significativa de los ingresos reales hasta el primer trimestre de 2025. En este contexto, los aumentos de los precios de la carne vacuna, si bien posibles, no se esperarían de manera drástica en el corto plazo.
El sector ganadero, que se enfrenta a una demanda interna en descenso y a una inflación que afecta tanto los costos como el poder adquisitivo, parece estar condicionado por la realidad económica del país. Así, el posible ajuste en los precios de la carne vacuna en diciembre se ve limitado por la capacidad de consumo de los argentinos y la dinámica del mercado, que aún no muestra señales claras de una recuperación sustancial en los próximos meses.
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