Buenos Aires – La reciente condena de Cristina Kirchner en la causa Vialidad no solo reactivó la discusión sobre la persecución judicial que enfrenta la ex presidenta, sino que también evidenció una curiosa coincidencia política entre la dirigente kirchnerista y el presidente Javier Milei. Aunque ambos líderes se encuentran en las antípodas ideológicas y políticas, su retórica parece haber convergido en un punto sorprendente: la figura de Donald Trump.
En un giro inesperado dentro del discurso kirchnerista, Cristina Kirchner incluyó al ex presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, dentro de su lista de líderes políticos «perseguidos» por un sistema judicial que, según su visión, opera bajo los intereses de los grandes poderes económicos. Para Cristina, Trump, al igual que ella, se enfrenta a una «persecución judicial» destinada a proscribirlo políticamente por sus posiciones en defensa de los intereses nacionales.
Este es un cambio significativo en la narrativa del kirchnerismo, que históricamente ha centrado su lucha en denunciar lo que considera un «lawfare» o guerra judicial, orquestada por sectores del poder económico, judicial y mediático, que operan en sintonía con los intereses de la oposición política. Pero lo que resulta particularmente llamativo es cómo, en esta ocasión, Cristina utiliza el caso de Trump como ejemplo de una persecución global a líderes políticos que desafían el statu quo.
Milei y su coincidencia con Cristina sobre Trump
Pero la coincidencia no termina ahí. Javier Milei, en su rol de presidente de la Nación, ha sido un feroz crítico de las elites tradicionales, incluidos los medios de comunicación y ciertos actores judiciales que considera parte de una «corporación» que opera en su contra. En sus intervenciones, Milei ha manifestado su apoyo al ex presidente estadounidense, incluso criticando abiertamente el proceso judicial que enfrenta Trump por los cargos relacionados con el intento de anular los resultados de las elecciones de 2020.
Milei, que en sus declaraciones se ha mostrado como un defensor de las posturas más conservadoras y anticomunistas, parece compartir con Cristina Kirchner una visión común sobre la «persecución judicial» que ambos líderes enfrentan desde distintos flancos. En este sentido, tanto Milei como Cristina parecen coincidir en que las acusaciones contra Trump y las causas judiciales que afectan a figuras políticas de su calado son una forma de debilitar su liderazgo e influencia, y de evitar que continúen representando a sus bases políticas.
¿Qué significa esta coincidencia?
La semejanza en la narrativa de Cristina Kirchner y Javier Milei en torno a Donald Trump y la «persecución judicial» resulta una paradoja en sí misma, dado el contraste ideológico entre ambos. Mientras que Cristina se ha erigido como la defensora del modelo económico y social kirchnerista, Milei representa a la derecha liberal, defensor de políticas de mercado libre y de una drástica reducción del gasto público. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, ambos comparten una crítica a los sistemas judiciales y políticos que, según ellos, operan en función de intereses ajenos al bienestar popular.
Esta coincidencia también refleja un cambio en el discurso político de Cristina. Durante años, el kirchnerismo había centrado su retórica en denunciar la connivencia entre la justicia, los grandes grupos económicos y los medios, especialmente Clarín. Pero con el ascenso de Milei, un presidente que también enfrenta a los mismos actores, la crítica de Cristina se ha trasladado hacia un terreno más global, sumando a figuras como Trump, quien, a su vez, representa un desafío directo al establishment estadounidense.
Lo que queda claro es que, a pesar de las diferencias ideológicas, tanto Cristina Kirchner como Javier Milei se encuentran hoy frente a una narrativa compartida: la acusación de que las instituciones judiciales, tanto en Argentina como en otros países, están siendo utilizadas como una herramienta para proscribir a quienes desafían el orden establecido.
Un desafío compartido
En un contexto donde Cristina Kirchner ha aumentado su visibilidad política y ha vuelto a instalar su figura como la principal líder del kirchnerismo, mientras que Milei también se enfrenta a las presiones del poder judicial, la extraña coincidencia entre ambos se convierte en una herramienta de resistencia política. Ambos, aunque en marcos completamente diferentes, parecen estar apelando a una misma narrativa: la de los «líderes perseguidos» por un sistema que busca silenciar su influencia y sus propuestas políticas.
La conexión con Trump, entonces, es mucho más que una simple anécdota. Es un síntoma de cómo los grandes desafíos políticos y judiciales trascienden las fronteras nacionales y se transforman en un frente común contra lo que ambos perciben como un sistema que no tolera a los líderes populares que desafían el statu quo. En este sentido, el «lawfare» y la «proscripción» se han convertido en los ejes de un discurso que, por primera vez, une a figuras de extremos opuestos del espectro político.
De cara al futuro, la pregunta que queda es si esta coincidencia entre Cristina Kirchner y Javier Milei sobre el «lawfare» y la «persecución judicial» tendrá consecuencias políticas concretas, o si se mantendrá como un punto de contacto que, por ahora, parece más retórico que estratégico.
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