Miguel de Cervantes Saavedra, célebre autor de Don Quijote de la Mancha, nació en Alcalá de Henares, Madrid, el 29 de septiembre de 1547. Más allá de ser uno de los escritores más influyentes de la literatura universal, su vida estuvo marcada por una serie de dificultades que moldearon su obra y su perspectiva del mundo.
Además de ser un notable poeta y dramaturgo, Cervantes se desempeñó como soldado. Participó en la histórica Batalla de Lepanto en 1571, donde sufrió una grave herida que le dejó inutilizada la mano izquierda, ganándose el apodo de «el manco de Lepanto». Pese a esta discapacidad, Cervantes siguió dedicándose a la escritura con pasión y compromiso.
Su vida no fue fácil. En 1575, mientras regresaba a España desde Italia, fue capturado por piratas berberiscos y llevado a Argel, donde permaneció cautivo por cinco años hasta que su familia logró reunir el dinero para su rescate. Tras su liberación, Cervantes intentó estabilizar su vida en España, pero las dificultades económicas lo persiguieron.
Uno de los episodios más destacados de su biografía ocurrió cuando, en busca de mejores oportunidades, pidió una plaza en el Nuevo Mundo. Se dirigió al presidente del Consejo de Indias con la esperanza de encontrar un puesto en América, pero su solicitud fue rechazada de manera tajante con una respuesta que se ha vuelto legendaria: “Busque por acá en qué se le haga merced”. Esta frase simboliza el rechazo oficial a sus aspiraciones, aunque su destino literario no tardaría en compensarlo con la publicación de su obra maestra.
Cervantes falleció el 23 de abril de 1616, el mismo día que William Shakespeare, dejando un legado literario inmortal. Su obra cumbre, Don Quijote de la Mancha, no solo es considerada la primera novela moderna, sino también una profunda reflexión sobre el idealismo, la realidad y la condición humana.
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