Mito: la piel de pollo es el componente más dañino de las aves y debe excluirse de la dieta

Verdad: la piel de pollo suele estar asociada con el colesterol y un mayor contenido de grasa.

Los lípidos de la piel de pollo se componen principalmente de ácidos grasos insaturados, apreciados por los nutricionistas, los mismos que reducen el nivel de colesterol malo y aumentan el colesterol bueno.

Además, la piel de pollo es una valiosa fuente de colágeno, que a su vez tiene un efecto positivo en el estado del tejido muscular, la piel y las articulaciones.


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