"Se puso del lado de los tirapiedras": Tensión entre la vicepresidenta y el Gobierno tras los incidentes frente al Congreso

El Gobierno rompió el silencio sobre los comentarios de Villarruel tras la marcha de jubilados, acusándola de «ponerse del lado de los tirapiedras».

El Gobierno nacional rompió el silencio este jueves respecto a los comentarios de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, sobre los incidentes ocurridos el miércoles frente al Congreso, donde una marcha de jubilados derivó en enfrentamientos con la policía. Fuentes oficiales cercanas al presidente Javier Milei cuestionaron duramente a la titular del Senado, acusándola de «ponerse del lado de los tirapiedras» al minimizar la violencia y solidarizarse con los heridos, incluidos los manifestantes.

Durante su visita a Expoagro, Villarruel expresó que se solidarizaba con los heridos, tanto manifestantes como fuerzas federales, y destacó que la violencia no debe ser utilizada para defender ninguna causa. Sin embargo, al ser consultada sobre si consideraba que se trató de un intento de golpe de Estado, la vicepresidenta respondió negativamente, señalando que lo ocurrido era parte del ejercicio democrático.

Estas declaraciones generaron una fuerte reacción en los sectores más cercanos a Milei. «Es extraño que una vicepresidenta que llegó a ese lugar por las ideas de la libertad se ponga del lado de los tirapiedras», manifestó un alto funcionario libertario en la Casa Rosada. En redes sociales, varios dirigentes oficialistas también cuestionaron la postura de Villarruel. El diputado bonaerense Agustín Romo, aliado del Gobierno, expresó: «Nunca creí ver a Victoria Villarruel defender a los tirapiedras. La ambición de poder te destruye».

El presidente Milei, por su parte, compartió varias publicaciones en redes sociales para diferenciar su postura de la de la vicepresidenta. En sus posteos, calificó a los manifestantes como «terroristas organizados» y apuntó a la «asociación entre el kirchnerismo y los barras bravas» para desestabilizar su Gobierno. «El kirchnerismo es un golpista de guante blanco», escribió Milei, destacando la supuesta participación de «los troskos y los K» en la movilización.

En cuanto a la movilización, desde el Ejecutivo aseguraron que la manifestación estuvo orquestada por «mercenarios de la política» y acusaron a los organizadores de intentar provocar un muerto para crear un clima de caos. «Eran 5 jubilados, que no mientan más», añadieron desde el Gobierno, subrayando que las fuerzas federales actuaron con rigurosidad para controlar la situación.

En línea con el discurso oficial, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, también calificó la marcha como parte de un intento de golpe de Estado, y advirtió que la policía respondería «con más fuerza» si se repitieran hechos similares en el futuro.

La tensión entre el Gobierno y la vicepresidenta Victoria Villarruel refleja la creciente polarización dentro de la política argentina, en medio de un clima de desconfianza y acusaciones de manipulación y desestabilización.

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