El presidente Javier Milei sorprendió el domingo por la noche al explicar que su visita a la apertura de los Juegos Olímpicos en Francia se vio estropeada y que les “sugirieron suspender el viaje”. La razón de este cambio de planes podría ser que, para asistir al evento, Milei tendría que alquilar un chárter privado, ya que el avión presidencial, el ARG-01, no puede utilizarse debido a que se venció su permiso de aeronavegación.
El motivo de este vencimiento se debe a que la Secretaría General de la Presidencia dejó caer dos licitaciones: la primera en marzo y otra durante el mes de junio, para que se realice el chequeo al avión. Esto es algo que el expresidente Alberto Fernández ya sabía cuando lo compró por alrededor de 25 millones de dólares.
La inspección implica un chequeo importante, además de una adaptación del sistema satelital del ARG-01, llamado “1C Check”, que cuesta casi 3 millones de dólares para el Boeing 757-256.
La última suspensión para realizar el chequeo generó desprolijidades con la empresa que estaba preseleccionada para llevar a cabo la inspección, “Commercial Jet”. La firma habría enviado un correo electrónico a las autoridades argentinas para averiguar por qué la operación frustrada costaría alrededor de 4 millones de dólares.
Si bien es una gran suma de dinero, el alquiler de vuelos privados para que Milei pueda cumplir con su agenda de viajes al exterior tampoco es barato. Por ejemplo, durante el 2022, Fernández realizó una gira por Indonesia, París y Madrid, y le costó un millón de dólares solventar ese trajín con una nave de Aerolíneas Argentinas.
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