Vergüenza Nacional. Columna del Cr. Alberto Fertonani

Primer acto: El ‘paisano’ Kulffas dijo: ‘Como peronista me avergüenza cada día que pasa en el que el Estado Argentino subsidia la energia de hogares acomodados de Buenos Aires. Hogares que no necesitan, que no solicitan, ni valoran esos regalos.

Segundo acto: Albertaa prefiere que la vergüenza sea desde otro ángulo y tomando un tuit de la red -retuiteando el mensaje de ‘Exa’- le echa la culpa al periodismo por ser una ‘vergüenza nacional’. Y luego lo borra. El sacudón ya está dado y se olvidarán de lo que dijo el paisano Kulffas en su bronca y portazo al irse del ministerio.

Tercer acto: ADEPA dice: ‘Si Albertaa tiene un poco de vergüenza,  nos dará la explicación que merecemos. Aunque ya saben que el chancho no chifla…

¿Cómo se llama la obra?…  ¡¡¡ Un estúpido en apuros… !!!.

El pánico es lo que sucede cuando el miedo le inutiliza el cerebro. Salió desesperado a cambiar el ángulo del conflicto de vergüenza nacional si quiere ‘permenecer’ en su puesto. Porque podrá, diariamente,  escupir para arriba y salir corriendo. Pero con la oligarquía argento no se juega, sino pregúntale a Peron, Frondizi, Illia, Alfonsín.

Finado Menem lo negoció muy bien, pero ya es tarde para preguntarle como lo hizo.

Los momentos en los que pierde el control por completo son casi de euforia. Todo el odio, el miedo, la ira, el orgullo, sus triunfos y sus fracasos, todos se unen, y su vida parece adquirir sentido. Se siente libre en un mundo de oscuridad e ignorancia. Se siente vivo e intocable. Pero ahora comprende hasta qué punto puede ser destructiva esta fuerza. Ha trabajado mucho para controlar su genio, huir de su pasado y convertirse en una persona distinta.

¿Nuestra sociedad, tiene que perderse el respeto a sí misma para que a Albertaa no se le exija responsabilidad por unos echos que no tienen relación alguna con sus funciones, y se deja de actuar como el ‘bufón’ de Kris?.

La vergüenza puede ser vista de dos maneras: En primer lugar, la vergüenza “es un miedo a la degradación social”. Vergüenza se equipara a un sentimiento de inferioridad o humillación; es decir, no solo por exceso de mirada, sino debido a una mirada superior que pone en evidencia relaciones de interdependencia atravesadas por la subordinación y el sometimiento.

En segundo término, a nivel subjetivo, la vergüenza delata relaciones socialmente incorporadas. Ser observados, mirados, analizados en demasía, hace surgir en algunas personas la vergüenza, más allá de que el motivo del “realce” sea o no justificado. El individuo teme perder el aprecio o la consideración de otros que le importa o le ha importado. Pero la mirada de Albertaa no significa nada de nada, pues está claro que no puede servir como ejemplo de dignidad humana y de sentir vergüenza de sus actos.

Pero expliquemos un poco por que le apuntó al periodismo.

En las películas de yankilandia los protagonistas siempre tienen un trabajo de escritor, vendedor de imuebles, banquero, periodista que quiere un premio Publitzer.

Publitzer, dijo: ‘¿Cuál será el estado de la sociedad y la política de esta república (EE.UU) dentro de setenta años, cuando algunos de los niños que ahora van al colegio aún estén vivos; Conservaremos un gobierno basado en la Constitución, en la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley y en la pureza de la justicia, o nos gobernarán el dinero o la mafia?’.

Joseph Pulitzer, periodista, se lo preguntaba a principios del siglo XX (1901), cuando por su iniciativa nacía la Escuela de Periodismo de la Columbia University – New York city.

Estaba convencido de que la respuesta dependería, en buena medida, de la calidad de la información. Después de más de un siglo, cuando el consumo de noticias ha alcanzado unos ritmos antes inimaginables, la calidad de la información resulta más decisiva aún para el bien común.

Argentina y su periodismo comunicante avanzarán o caerán juntos. Al periodista se le dan las llaves de entrada a todas las familias, el oído de todos los ciudadanos cuando están más tranquilos y en el más receptivo de los estados de ánimo. Tiene un poder de acercamiento y de persuasión superior al de un pastor protestante o un confesor católico.

Medios tradicionales, redes sociales, reporteros, nuevos medios, blogueros, periodismo ciudadano, prensa en papel, contenido generado por el usuario, medios ciudadanos. Todo está cambiando en la era digital, y principalmente la manera de informar e informarnos.

Conocer y saber que está cambiando en éste nuevo ecosistema mediático es imprescindible  para innovar y afrontar esos retos con ciertas garantías.

¿Hay que establecer reglas para el uso de las redes sociales por parte de los periodistas?, ¿Como mantener el equilibrio entre la vida profesional y particular en las redes sociales?.

¿Que significado e implicancias tiene el hacerse amigo o seguidor de alguien en una red social?

¿Cómo realizar correcciones en los textos ya publicados en linea, y qué implicancias éticas tienen los enlaces que crean en sus propias cuentas como periodistas?.

Son, sin duda, dilemas éticos a los que se enfrentan los periodistas con respecto a los contenidos generados por los usuarios:

La idea de que el trabajo dignifica y que es necesario trabajar sigue vigente. Lo que se pide (un trabajo digno, seguridad social) y a quien se le pide (Gobierno, Estado) está íntimamente relacionado con una “ética”  aprehendida durante décadas.

Hay peligros en el ciberespacio a los que están expuestos los periodistas, además de Albertaa claro. Un periodismo de la realidad que vivimos a diario no es fácil de generar. Nunca la comunicación fue tan importante, ni fue noticia de primera plana. Y es porque asistimos a unos gobiernos que están fascinados por la ‘lógica’ de los medios de comunicación y, estos últimos, que no quieren perder sus privilegios y dominio sobre la opinión pública. Es una batalla inédita por el relato de país, porque los modelos de medios de comunicación son ‘modelos de país’.

En esta situación hay que recuperar el sentido común -el menos usado de los sentidos-, el sentido de la vida de las personas, el sentido del bien público y el de democracia.

La afinidad no gobierna un país, y además es fácil fingirla. Creo que la gente debería leer más los programas electorales prometidos y dejar de votar al fulano o fulana que mejor les cae. Un tipo simpático y cercano, o que lo aparente ante las cámaras de TV, que no garantiza que lleve una ciudad o un país con mejor mano que otro menos atractivo a simple vista. Sino, más bien, como el resto de políticos basura, se dedican a destrozar la imagen de la oposición, a criticar sus actuaciones en lugar de decir lo que haría él/ella si tuviera la oportunidad.

Para definir a la vergüenza, Giddens acentúa sus rasgos en relación con la culpa, pues ambas constituyen hitos importantes en el proceso de constitución de la personalidad.

Estos parásitos, políticos y sindicalistas corruptos, ya no buscan soluciones para mejorar la calidad de vida de un país, solo la forma más rápida de ocupar el sillón que les dé poder y dinero. Están desprovistos de toda vergüenza o culpa, son sociópatas sueltos.

Cuando vociferan desde la conducción: ‘Voy a hacerlos más ricos, más felices…’, prometen lo que las ovejas del rebaño desean oír, sueños y esperanzas que se esfumarán a la mañana siguiente del recuento de votos. No hay fundamento lógico en ninguna de sus promesas vacías, como aquel personaje que prometía una renta mínima para todos los argentos cuando no había dinero siquiera para pagar las jubilaciones o la paga extra de Navidad de los empleados y subsidiados. En fin, gentuza que solo desea poder, dinero para su bolsillo y no dar nada sin ‘cobrarse’  su falsa amabilidad.

Cr. Alberto R. Fertonani – Resolviendo la Mentira Social, Ed. Buyatti, Bs. As., 2022       – 105

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