Carla Carrizo propone crear una Comisión de Ética y Disciplina en la Cámara de Diputados tras nuevos episodios de violencia verbal

La diputada nacional Carla Carrizo, del bloque Democracia para Siempre, presentó un proyecto de resolución con el objetivo de crear una Comisión de Ética y Disciplina en la Cámara de Diputados de la Nación. La iniciativa busca regular el comportamiento de los legisladores, promoviendo la ética, la transparencia y el respeto en los debates parlamentarios, y proporcionando un marco institucional para sancionar las conductas inapropiadas.

El proyecto fue impulsado luego de un enfrentamiento verbal que se produjo durante un plenario de cinco comisiones en el que se debatía sobre la ludopatía en niños y adolescentes. En dicho encuentro, los diputados Silvana Giudici (PRO) y Maximiliano Ferraro (Coalición Cívica) protagonizaron un violento cruce de palabras que, según Carrizo, refleja una creciente falta de tolerancia y respeto en las discusiones dentro del Congreso.

«Lo que ocurrió ayer en el plenario no es ya una excepción. Lamentablemente, se ha convertido en una práctica común, donde la agresión y la violencia verbal reemplazan la discusión informada y la tolerancia, valores esenciales que deberían prevalecer en la Casa de las Leyes», afirmó Carrizo al referirse al incidente. La diputada expresó su preocupación por la falta de un espacio institucional donde se canalicen estos conflictos y se fijen reglas claras sobre el comportamiento de los legisladores.

La propuesta de Carrizo plantea que la nueva comisión funcione dentro de la Comisión de Asuntos Constitucionales y esté integrada por 15 miembros designados por los distintos bloques parlamentarios. Su actuación se basaría en el artículo 66 de la Constitución Nacional, que regula las facultades disciplinarias de la Cámara, y en la Ley 25.188 de Ética en el Ejercicio de la Función Pública. La comisión podrá emitir sanciones, siempre respetando los principios de legalidad, debido proceso y proporcionalidad.

En su presentación, Carrizo enfatizó que, a pesar de los avances en la democracia argentina, aún no se ha instaurado una estructura formal para regular y sancionar las agresiones verbales y maltratos dentro del Congreso, a diferencia de lo que ocurre en otros países democráticos. «No se representa de cualquier modo porque, en democracia, la autoridad debe poder enseñar. Y no alcanza con ser honesto. Uno puede ser honesto y al mismo tiempo ser violento», señaló la diputada.

La propuesta cuenta con el respaldo de varios legisladores, entre ellos Manuel Aguirre, Danya Tavela, Marcela Ántola, Mariela Coletta, Marcela Coli y Fernando Carbajal, quienes coinciden en la necesidad de establecer un marco normativo para sancionar el mal comportamiento dentro del ámbito parlamentario.

La agresión entre Giudici y Ferraro

El incidente que motivó la presentación del proyecto tuvo lugar en el marco del plenario de las comisiones de Prevención de Adicciones, Acción Social y Salud Pública, Comunicaciones e Informática, Legislación Penal, y Familias, Niñez y Juventudes, y estuvo centrado en la discusión sobre la ludopatía en jóvenes. Al final del debate, Giudici, autora del despacho de minoría, se exaltó y profirió un insulto hacia Ferraro, quien había defendido el dictamen de mayoría.

«Sos un hijo de puta», le gritó Giudici a Ferraro, lo que desató un tenso intercambio entre ambos. Ferraro respondió acusando a Giudici de estar influenciada por los intereses de la empresa de apuestas Codere, mientras que Giudici lo tildó de «ególatra». La presidenta de la comisión, Mónica Frade, intervino para calmar los ánimos y sugirió que Giudici se retirara de la sala.

El enfrentamiento reflejó la creciente polarización y la falta de civismo en los debates, lo que fue duramente criticado por varios miembros del Congreso. «Están haciendo un triste espectáculo», expresó Frade en un intento por poner fin al altercado.

El cruce entre los legisladores evidenció la creciente tensión en el Parlamento, donde las diferencias políticas parecen estar dando paso a confrontaciones cada vez más agresivas y menos constructivas.

Un paso hacia la mejora institucional

La creación de una Comisión de Ética y Disciplina se presenta como una solución para abordar estos problemas, estableciendo un espacio donde se puedan canalizar las denuncias y fijar límites claros para el comportamiento de los parlamentarios. La medida también busca promover un ambiente de mayor respeto y responsabilidad, tanto entre los legisladores como hacia la ciudadanía, algo que Carrizo considera fundamental para la credibilidad y el funcionamiento del sistema democrático.

La propuesta está ahora a la espera de su tratamiento en las comisiones pertinentes, y se prevé que generará un intenso debate en los próximos días.


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