El Gobierno se encuentra en una encrucijada tras el rechazo del Senado al pliego de Manuel García Mansilla para integrar la Corte Suprema. Luego de la contundente votación en la última sesión, el Ejecutivo le solicitó al académico que no renuncie a su puesto en el máximo tribunal. Aunque su nombramiento sigue vigente hasta noviembre, la situación de García Mansilla es incierta. El académico ha reconocido la falta de legitimidad de su cargo y solicitará una consulta formal a sus pares para definir si debe continuar o dar un paso al costado.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Fuentes judiciales confirmaron que el académico buscará conocer el respaldo de sus compañeros de la Corte, debido a los cuestionamientos por su designación. En este contexto, la presión del Gobierno es clara: «García Mansilla tiene que seguir. Su nombramiento fue constitucional, y eso es lo que importa», indicaron fuentes oficiales.
Por otro lado, la situación de Ariel Lijo es diferente. Tras el rechazo de su pliego y su negativa a renunciar a sus funciones en Comodoro Py, el Gobierno considera que no hay más opciones. Sin embargo, no hay recelo hacia el magistrado, ya que su decisión de no aceptar el nombramiento no ha generado conflictos internos.
Pese a los traspiés en la Corte, el Gobierno mantiene su enfoque en las elecciones de octubre, confiado en que una victoria a nivel nacional permitirá completar la Corte y consolidar su poder. La estrategia del Ejecutivo se orienta a mantener una buena relación con los miembros actuales de la Corte, Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz, sin caer en una Corte «adicta», como lo han subrayado desde el Gobierno.
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