El camarlengo del Vaticano, que anunció la muerte de Francisco, gana protagonismo y su nombre empieza a sonar en la carrera hacia el papado.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!Tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril, el Vaticano entró oficialmente en sede vacante, un período de transición donde la Iglesia católica queda sin pontífice. En este proceso, una figura histórica asume un rol clave: el camarlengo.
Actualmente, ese cargo lo ocupa el cardenal Kevin Farrell, quien fue el encargado de comunicar oficialmente el fallecimiento del sumo pontífice. Aunque tradicionalmente no figura entre los favoritos para sucederlo, su protagonismo en este momento crítico lo coloca en el centro de todas las miradas dentro de la Santa Sede.
El camarlengo, un cargo que existe desde el siglo XI, tiene funciones administrativas esenciales durante la sede vacante. Verifica el fallecimiento del papa, organiza el funeral y el entierro, protege los bienes del pontífice y coordina el próximo cónclave junto con el Colegio de Cardenales. Uno de sus actos más simbólicos es la destrucción del Anillo del Pescador, sello oficial del papa fallecido, que marca el fin del pontificado. También sella la residencia papal y guarda el testamento hasta su lectura.
Farrell, nacido en Dublín y naturalizado estadounidense, es cardenal desde 2016 y fue designado camarlengo en 2019. Actualmente se desempeña como Prefecto del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Su perfil combina experiencia pastoral, dotes administrativas y una fuerte cercanía con el papa Francisco, quien le confió misiones importantes dentro de la Curia.
¿Podría convertirse en el próximo papa? Aunque no es habitual que un camarlengo sea electo, su posición estratégica en esta etapa de transición, su imagen moderada y su capacidad de tender puentes entre las distintas corrientes del Vaticano lo convierten en un candidato viable.
Entre sus fortalezas destaca su experiencia intercultural, su conocimiento profundo de los desafíos de la Iglesia moderna y su reputación como hombre de confianza del pontífice fallecido. No obstante, su falta de liderazgo en una diócesis relevante y su baja visibilidad mediática podrían jugarle en contra.
A medida que se acerca el cónclave, Kevin Farrell se posiciona como una carta posible para quienes buscan continuidad con la visión pastoral de Francisco, pero también una gestión eficiente del gobierno eclesiástico.
Fuente: EFE.
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