El presidente de Rusia, Vladimir Putin, confirmó este jueves que su país ha llevado a cabo un ataque con misiles balísticos de mediano alcance contra una instalación militar en Ucrania, en lo que calificó como una represalia por los recientes ataques ucranianos con armas suministradas por Occidente. Durante una declaración televisiva, Putin advirtió que Rusia está dispuesta a expandir sus respuestas agresivas y que podría atacar a otros países que estén involucrados en el conflicto proporcionando ayuda militar a Ucrania.
Thank you for reading this post, don't forget to subscribe!«Después de los ataques de largo alcance de Ucrania, un conflicto regional adquirió elementos de uno global», afirmó Putin, haciendo alusión a la escalada en las tensiones entre Rusia y Occidente. En este contexto, el presidente ruso subrayó que su país está preparado para responder a cualquier agresión, no solo en Ucrania, sino también contra aquellas naciones que colaboren con los ataques a Rusia.
El misil Oreshnik y la escalada de ataques
El ataque reciente se realizó con el misil Oreshnik, un proyectil balístico de mediano alcance, y es parte de una serie de represalias de Rusia tras los lanzamientos de misiles de largo alcance por parte de Ucrania, que utilizaron armamento estadounidense y británico. A principios de esta semana, Ucrania disparó misiles contra el territorio ruso, lo que aumentó las expectativas de que Rusia pudiera responder con una agresión de mayor envergadura.
En declaraciones posteriores, Putin destacó que los sistemas de defensa aérea rusos habían repelido ataques previos, asegurando que el equipamiento militar de los países occidentales no tiene la capacidad de interceptar misiles rusos de tal magnitud. No obstante, también prometió que Rusia avisará con antelación a la población civil de los próximos ataques para permitir su evacuación, siguiendo el ejemplo de Israel en el Medio Oriente.
La amenaza nuclear y el uso de misiles intercontinentales
La situación se ha intensificado aún más con el lanzamiento de un misil balístico intercontinental RS-26 Rubezh, capaz de portar una ojiva nuclear y con un alcance de 5.800 km. Este misil fue disparado por Rusia contra la ciudad de Dnipro, en el este de Ucrania, aunque Ucrania aseguró que el proyectil no llevaba carga nuclear. El ataque causó daños en instalaciones industriales, pero no se reportaron víctimas en el primer momento.
Este misil intercontinental marca un incremento en la agresividad de Rusia en el conflicto, que también ha derribado misiles británicos Storm Shadow lanzados por Ucrania. El Kremlin ha rechazado acusaciones sobre el uso de armas nucleares, pero el portavoz Dmitri Peskov acusó a Occidente de «alimentar» el conflicto con la provisión de armamento pesado a Ucrania, lo que, según Rusia, ha exacerbado la violencia.
Rechazo de Occidente y creciente tensión internacional
La situación ha desencadenado una creciente preocupación internacional, con Estados Unidos y varios países europeos tomando medidas de seguridad, como el cierre de sus embajadas en Kiev, debido a la amenaza de un ataque ruso masivo. Occidente sigue firmemente apoyando a Ucrania con armamento avanzado, a pesar de las amenazas rusas, lo que ha generado una escalada continua de hostilidad.
Putin, por su parte, ha insistido en que cualquier país que permita el uso de sus armas contra Rusia será considerado un objetivo legítimo, reafirmando que la respuesta de Moscú será «con igual determinación» si la «escalada agresiva» continúa. En este contexto, la situación en Ucrania sigue siendo altamente volátil y la comunidad internacional teme que el conflicto pueda expandirse aún más.