El vínculo entre los presidentes Donald Trump y Javier Milei no solo está marcado por su alineamiento político, sino que también podría tener una importante proyección en el mundo del deporte, particularmente en el fútbol, en el marco de los próximos mundiales de clubes y el Mundial 2026. Con la cercanía de estos eventos, el fútbol se perfila como un nuevo terreno donde las bases de la relación entre ambos mandatarios se podrían consolidar aún más.
Un inicio de mandato con la mirada en el fútbol
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, tras su primer mandato entre 2017 y 2021, ha sido marcado por una serie de medidas económicas, sociales y diplomáticas, además de la reiterada referencia a temas como la lucha cultural en defensa de los valores del liberalismo. En su reciente toma de posesión, Trump y Milei intercambiaron elogios y gestos de camaradería, una alianza que tiene el potencial de trascender al ámbito deportivo.
La relación entre ambos no es fortuita. Más allá de sus coincidencias políticas, el fútbol podría convertirse en un factor clave en esta alianza. El presidente argentino, Javier Milei, con su pasado futbolístico como arquero en las divisiones inferiores de Chacarita Juniors y San Lorenzo, y Donald Trump, que se destacó en deportes como el fútbol americano y el béisbol en su juventud, tienen una conexión con el deporte que podría ser clave en su relación futura, sobre todo con la llegada del Mundial 2026, que se jugará en Estados Unidos, México y Canadá.
Trump y la FIFA: Un vínculo cada vez más cercano
La relación de Trump con el fútbol ha evolucionado en los últimos años, especialmente tras su encuentro con Gianni Infantino, presidente de la FIFA, quien también estuvo presente en la ceremonia de investidura de Trump. El mandatario estadounidense destacó su cercanía con Infantino y la FIFA, reconociendo el impacto global del fútbol: «Juntos, haremos de nuevo grande no solo a Estados Unidos, sino también al mundo entero, porque el fútbol une al mundo».
Este tipo de vínculos son estratégicos a medida que se acercan eventos de la magnitud de la Copa Mundial de 2026, para el cual EE. UU. será uno de los principales anfitriones. El presidente estadounidense no ocultó su entusiasmo por la próxima edición del torneo, mencionando en sus discursos el impacto que tendrá el fútbol en la arena internacional bajo su liderazgo. Un aspecto que fortalece aún más la relación entre él y los países sudamericanos, como Argentina, cuya selección es históricamente una potencia en el fútbol mundial.
Milei y la candidatura de Argentina para el Mundial 2030
En paralelo, el presidente argentino Javier Milei ha consolidado su apoyo a la candidatura de Argentina para albergar el Mundial 2030. En una reciente reunión con Claudio «Chiqui» Tapia, presidente de la AFA, y otros miembros de la CONMEBOL, Karina Milei, secretaria general de la presidencia y hermana del mandatario, dejó clara la postura del Gobierno argentino: «Es un honor que seamos sede para el Mundial 2030, para todos los argentinos». Este gesto simboliza un fuerte respaldo a la propuesta de Argentina como sede, un proyecto que podría contar con el apoyo de Trump, dada su alianza estratégica con la FIFA.
Un futuro futbolístico con bases sólidas
El acercamiento entre Trump y Milei en el ámbito político parece estar preparando el terreno para una influencia mutua en el fútbol mundial. Con la proximidad de eventos clave como el Mundial de Clubes y el Mundial 2026, es probable que ambos presidentes, alineados en su visión de un liberalismo robusto, busquen fortalecer el vínculo con la FIFA y fomentar el desarrollo del fútbol en sus respectivos países.
Este escenario podría traer consigo no solo mejoras en la infraestructura futbolística y la organización de eventos internacionales, sino también una mayor cooperación bilateral en torno a la gestión de los recursos, la imagen de sus selecciones y la posible promoción del fútbol como herramienta diplomática global.
En resumen, el fútbol se perfila como una de las bases en la relación entre Trump y Milei. Con un enfoque en la organización de eventos de talla mundial y una visión compartida sobre el deporte, ambos presidentes buscan no solo posicionarse en el escenario político global, sino también dejar su huella en el mundo del fútbol. Las raíces de esta relación parecen profundas y, en la medida en que se acerque el Mundial 2026, podría consolidarse como una alianza de peso en el ámbito deportivo internacional.
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