La Fuerza Aérea atraviesa una profunda conmoción interna tras la sorpresiva remoción del brigadier general Fernando Mengo, quien hasta ayer era su comandante en jefe. La decisión fue tomada por el Ministro de Defensa, Luis Petri, y ha dejado a la institución bajo la conducción interina del brigadier Néstor Guajardo, quien asume como jefe según lo establece el procedimiento castrense. Sin embargo, el Ejecutivo tiene la potestad de designar otro sucesor, lo que mantiene la incertidumbre sobre el futuro liderazgo.
Guajardo, experimentado piloto de aviones de caza y conocido en el ambiente militar como «cazador», tiene la difícil tarea de recomponer lo que en el argot castrense se denomina «la moral de combate», severamente afectada por la abrupta salida de Mengo. El proceso comenzó cuando un comunicado oficial se viralizó, y los rumores de la remoción cobraron fuerza rápidamente.
El Ministro de Defensa acusó a Mengo de utilizar aviones oficiales, incluidos un Beechcraft B-200 y un Learjet T-10, para fines personales, transportando a él mismo y a su pareja, la suboficial principal Yanina Torres, entre la Base Militar Aeroparque y la ciudad de Paraná. Estos vuelos, que se registraban como logísticos o de instrucción, fueron considerados una violación de la normativa que regula el uso de bienes del Estado. A este reproche se sumaron presuntos hechos de acoso y abuso, aunque no se presentaron denuncias formales en sede administrativa ni en la Justicia.
En el comunicado, el Ministerio de Defensa, bajo la gestión del presidente Javier Milei, reafirmó su compromiso con la transparencia, la austeridad y el respeto a la ley, subrayando que no habría tolerancia para el abuso de poder, la corrupción ni conductas que socaven la confianza de la ciudadanía en las instituciones. Sin embargo, la situación ha generado controversia, ya que el caso también remite a un pendiente en el Senado: el pliego de ascenso del contralmirante Juan Coré, quien enfrenta denuncias por abuso de poder y maltrato, que datan de 2021, cuando estaba al mando de la Dirección de Inteligencia de la Armada.
A pesar de las severas acusaciones contra Coré, el Ministro Petri desbloqueó el primer veto que pendía sobre su pliego de ascenso. Este hecho contrasta con el tono del comunicado sobre «tolerancia cero» frente a abusos de poder, y pone en evidencia una aparente contradicción en la aplicación de las políticas de disciplina y transparencia dentro del Ministerio de Defensa.
El caso de Fernando Mengo y las denuncias contra Juan Coré subrayan la tensión interna dentro de las Fuerzas Armadas, donde las decisiones políticas y las normativas sobre conductas de los altos oficiales están siendo puestas a prueba, mientras la administración de Milei se enfrenta a un delicado equilibrio entre la transparencia y la lealtad institucional.
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