Durante la esterilización, la leche se calienta por encima de 130 C y se mantiene durante unos 30 minutos. Con este régimen, todas las bacterias mueren, no solo patógenas, sino también beneficiosas.
El contenido de vitaminas para las que se bebe la leche se reduce considerablemente y el calcio y el fósforo se convierten en compuestos difíciles de digerir.
La leche esterilizada no tiene valor nutricional: se consume únicamente por su sabor.
La leche pasteurizada es más saludable: conserva vitaminas y minerales esenciales.
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